Dentro de la taza de café
Por Rebeca Halliday y Alejandra Paniagua
Despertarte a las 6 de la mañana, preparar tu taza de café matutina para arreglarte e iniciar a las 7:00 am tus oficios del día suena como una rutina normal, sin embargo podríamos tomar unos 10 segundos de nuestro tan limitado y preciado tiempo para pensar “¿De dónde viene este café? “
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| Foto de el grano de Oro de la finca San Ramón |
Exactamente así fue como inicio nuestro recorrido hacia una realidad que se esconde dentro de una taza.
Uno de los principales ingresos de la economía salvadoreña a través de los años ha venido del sector agropecuario. Entre todos los cultivos el más relevante socialmente y económicamente ha sido el café, mejor conocido como el grano de oro.
Uno de los principales ingresos de la economía salvadoreña a través de los años ha venido del sector agropecuario. Entre todos los cultivos el más relevante socialmente y económicamente ha sido el café, mejor conocido como el grano de oro.
Desde el siglo XIX a principios del siglo XX el café fue enmarcando una sociedad dirigida por terratenientes quienes se convertirían en la nueva oligarquía cafetalera salvadoreña beneficiando a un estrato mínimo social.
Con el transcurso de los años El Salvador se fue convirtiendo en uno de los principales productores y exportadores del grano posicionando al país centroamericano como uno de los máximos exponentes de la caficultura. Los resultados económicos para El Salvador fueron positivos en el entorno económico pero a su vez se iba desarrollando una insatisfacción y resentimiento social el cual años después se convertiría en un conflicto.
En la actualidad, en el siglo XXI los conflictos sociales quedaron en el pasado pero la situación económica cafetalera no ha cambiado a favor de los cortadores.
Para comprobar esta hipótesis el pasado viernes 27 de Octubre del 2017, nuestra interrogante empacó una maleta con una libreta y un lapicero quienes se convertirían en los cómplices de nuestros protagonistas. Un par de bocadillos para el camino y un termo con agua fría con el cual hidrataríamos nuestro lado humano y dejaríamos secar a la ignorancia compañera de la insensibilidad.
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| Foto de señora frente a los coloridos murales del pueblo de Ataco |
Luego de 1 hora y 40 minutos con el sol a nuestro favor, llegamos al pintoresco pueblo de Ataco. Pintoresco por sus famosas artesanías pero sobre todo pintoresco por la cantidad de personas con sus faldas, trajes y ropa enmendada, que caminaban de la mano de sus hijos, esposas y abuelas para iniciar su día laboral en los cafetales del municipio, en donde cruzamos un portón con el nombre “San Ramón”.
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| Foto de recolectores listos para empezar su jornada laboral en finca San Ramón |
Afuera de la finca había una aglomeración de personas de las cuales la mayoría eran mujeres con una gran sonrisa que decía a gritos que estaban listas para iniciar su jornada laboral. Eran exactamente las 7:00 de la mañana cuando abrieron las puertas para que pudiéramos ingresar a nuestro “hogar” por el resto del día y así mismo los jornaleros se colaran en lo que se había convertido en su patio de juegos desde el 23 de Octubre hasta los próximos meses. El horario de trabajo (de entrada y salida) es más concreto, pero esta propenso a cambiar dependiendo a la cantidad de trabajo que se deba de cumplir, en días normales, los cortadores de café empiezan sus jornadas laborales a las 7:00am y terminan entre 3:00 o 4:00 de la tarde.
La casa estaba situada en el centro de la finca, una casa grande con estilo rústico, detalles de madera y grandes puertas nos dio la bienvenida. Uno de los guardianes de la finca, un hombre bajo, moreno con un bigote que enmarcaba su personalidad nos dijo: -Pasen a la casa, ahí adentro está don Gustavo (cuyo apellido se reservará por discreción). Entramos a la casa y de una oficina salió el propietario del beneficio, un señor entre sus 55 años nos dio la bienvenida. La finca San Ramón pertenece a la familia de don Gustavo, quienes comenzaron con el cultivo del café de generación en generación, conservando la misma estructura y esencia que se tenía desde un principio. Este año se cumple la sexta generación de que la familia de Gustavo es propietaria de la finca, brindando oportunidades laborales a personas que no tienen la capacidad económica para sustentar a sus familias. “Desde hace 108 años tenemos la finca, ha pasado de generación en generación” Nos comentó el cafetalero propietario.
“Santiago” el capataz de la finca, fue quien nos llevaría con los cortadores. Salimos de la casa y vimos cómo hombres, mujeres, niños, niñas junto con ancianas y un par de señores de edad bastante avanzada se aferraban a sus canastos de mimbre para adentrarse en lo que para ellos era su “oficina” y para nosotros una enorme jungla de 80 manzanas conocida como cafetal. Una reja era lo único que separaba la realidad, la realidad del finquero con la realidad del cortador. Nos sumergimos al cafetal casi en cuclillas y esquivando toda rama que se interponía en nuestro camino, 3900 plantas por manzana era todo un laberinto que estábamos a punto de atravesar.
En el mes de Octubre se contratan 47 personas para que ejerzan las actividades diarias, en cambio en el mes de Diciembre la cantidad de empleados llega hasta 230, ya que la demanda es mayor en esa época. Esto se debe a que ya la cosecha está por terminar y es en este lapso de tiempo que la demanda incrementa debido a las festividades que se aproximan.
El beneficio de café cuenta con la maquinaria necesaria para procesar el café, tanto como la despulpadora, la tostadora de café y un área donde se lava el grano del café. “El proceso por el que debe de pasar el café empieza por la despulpación, luego la clasificación del café en pergamino, después pasa por el secado y por último el almacenamiento” explica Santiago Capataz de la finca. En la finca San Ramón existen diferentes tipos de café entre ellos están: Bourbon que es tamaño promedio, coloración del brote terminal verde, sus laterales de buen vigor. La altura para este cultivo es arriba de los 1,000 metros sobre el nivel del mar. Uno de los mejores cultivos de café en El Salvador es el Pacamara el fruto presenta un buen tamaño y se cultiva en altitudes entre 900 y 1,500 msnm. El café Bourbon es el que mayor demanda tiene, debido a su alto consumo nacional e internacionalmente.
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| Foto de Karla, niña cortadora de la finca San Ramón con su colecta del día |
Mientras seguíamos conversando con Santiago llegamos a un cafeto el cual era despojado de sus frutos rojos por una señora de avanzada edad con el nombre Rosa quien estaba acompañada de su nieta de 9 años Karla. Conversamos con ella unos minutos y le preguntamos sobre el beneficio que recibía practicando el oficio de “cortar”. – A mí me gusta, la verdad que todo me gusta para sacar algún dinerito pero como yo no tuve estudios, el campo me platica.- Comentaba doña Rosa con un positivismo que opacaba su necesidad por subsistir. Su estatura representaba la falta de nutrientes y su débil crecimiento resultado de la pobreza puesto que no media más de 1.50m, lo cual no era un obstáculo para ella, porque para alcanzar el último grano en la cúspide de la planta con sus manitas morenas, manchadas y maltratadas por la vida y el sol, tomaba las ramas y con todas sus fuerzas las empujaba lo más cerca del suelo. Para Karla su abuelita Rosa era como ver a la Mujer Maravilla en persona. Su sueter morado con agujeros en las mangas, su pantaloncito enmendado de las rodillas y sus tenis que algún día fueron blancos vestían a una niña de 9 años que cortaba aquel café como si fuera el mejor juego que existía. -¿ Te gusta acompañar a tu abuelita para cortar?, le preguntamos. – Sí, en la casa me aburro y aquí andan mis primas también. - ¿de verás y te dan tu pistillo? – Bien, a veces me dan un poquito para cuando vienen las ruedas y sino se lo regalo a mi abuela. –
Llegando las 12 del medio día y el hambre se asoma por los estómagos vacíos de los 47 cortadores que habían ese día. – Karlita ¿y no tenes hambre? – Bien ya a las 12 vamos a comer, cuando terminemos aquí hay que llamar al Caporal, don Catalán y él hecha de ver si no hemos dejado botado el café y si los palos ya están bien pelones. -
Don Catalán, el caporal, quien supervisaba a los cortadores hacía una pequeña inspección por los cafetos para ver si no habían quedado frutos maduros en las plantas y si el suelo está limpio porque si el café cae al suelo la roya puede asechar con la planta. La Roya es un hongo que causa la caída de las hojas y no permite la maduración del café. La plaga está afectando a toda la región, así como afecta a la planta, afecta a los cafetaleros y a los agricultores. “No debe de quedar ningún grano de café en la tierra, ya que estos granos atraen a la roya, provocando una plaga que es difícil de desaparecer, creando una perdida para todos.” Dijo Joaquín uno de los cortadores de café.
Una vez finalizando la inspección todos se llevaron sus canastos para ir a la calle a comer. En medio de las plantas había una pila de mochilas, bolsas de súper, carteras una encima de otra con todas las pertenencias y comida de los jornaleros. Se sentaban en la tierra polvorienta y con todas las ramas en el centro de la calle para hacer fuego con hojas y papel de diario y así calentar su comidita. Sacaban de las bolsas, recipientes plásticos con comida, platos desechables, cacerolitas, algunos sacaban una cuchara o un tenedor y vasos de plástico para iniciar su manjar. -Aquí uno tiene que traer su propia comida y hacemos el “juego” para calentar, porque no podemos dejar a los cipotes sin comer, uno ya aguanta pero ellos necesitan. – Decía Luz de María quien llegó a la finca acompañada de sus dos hijas de 10 y 12 años y de su hijo menor Kevin de 6. – Ahorita que los cipotes están de vacaciones me los traigo para que me ayuden a sacar mas libras, después de la corta regresan a la escuela.- decía Luz de María mientras Kevin agarraba con sus manitas llenas de tierra una tortilla con frijoles enteros que desapareció a los 2 minutos que su madre se la dio.
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| Foto de manos de un pequeño con muestras de granos de la finca de San Ramón |
Los niños no se quedan a un lado y agarran sus canastos para contribuir con sus padres y abuelos y poder llevar la comida su hogar. La influencia social del café es tan obvia que nuestro sistema educativo gira alrededor de las temporadas de corte para que así nadie se quede en casa y todos vayan a trabajar al cafetal. La interrogante es ¿El sistema esta pensado de esta forma para ayudar a las familias campesinas o es resultado de la influencia oligarca cafetalera?
Mientras los cortadores comían nosotros conversábamos con ellos y escuchábamos repetidas veces que la finca San Ramón era de las que mejor pagaban la corta en la zona con $1.25 por arroba (equivalente a 25 libras) pero a la vez era insuficiente para sobrevivir.
Por otro lado el café siendo parte de la historia y desarrollo de El Salvador se ha convertido en una herramienta económica no solo en cuanto a exportación sino que también se ha convertido en un país semi-consumidor. Desde hace 11 años nuestro país ha sido testigo de la apertura de las llamadas “coffe shops” como por ejemplo The Coffe Cup donde venden café cultivado 100% salvadoreño. $5 la libra de café nacional es el promedio de venta en las tiendas de café al igual que en los supermercados. Entonces si estas tiendas venden 30 libras al mes por $5 serían $150 de ganancia y si el jornalero obtiene $1.25 por 25 libras el total que obtendría él por la venta de esas 30 libras mensuales sería de $1.50. Llegando a la conclusión que su trabajo se ve explotado y mal pagado a comparación de su esfuerzo laboral y las ganancias que generan su trabajo.
-Aquí pagan como $57 a la quincena pero eso no alcanza para los gastos que tiene uno, los hijos, la casa y hay que comer. – Nos decía José uno de los cortadores de 33 años que impartía su segundo año cortando café en San Ramón.
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| Foto de Luz de María con su canasto lleno de granos de diferentes colores. |
Aproximadamente las 2 de la tarde se hace el conteo final de cuanto recogió cada cortador para poder terminar su jornada. Los cortadores llenaban unos sacos viejos con todo el café que habían recogido en el día para después agregarse a la fila para pesar sus sacos y aproximar sus ganancias del día. Ponían su saco en la báscula y esta se balanceaba dependiendo de la cantidad, varios de ellos se decepcionaban tomaban sus cosas y se retiraban a sus casas mientras Santiago anotaba cada dato. Ese viernes 27 de Octubre la mayoría de los 47 cortadores lograron entre las 25 y 180 libras y con esa cantidad tomaban de la mano a sus hijos, nietos o esposas y pasadas las 3 de la tarde desparecían por el portón que los recibiría la siguiente mañana, mientras a muchos de nosotros nos recibiría una taza calientita de café.






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