El camino de la Inclusión Social

Por Ivannia Miranda y María José Luna

Aunque los ingresos han bajado tremendamente, la Iglesia Católica está abierta a incluir a personas LGTB en sus programas de Inclusión Social.

Las actividades que tiene la parroquia La Sagrada Familia, se dividen por edades: adultos y jóvenes.
Fotografía por María José Luna.

La doctrina social de la Iglesia, desde sus postulados rectores, garantiza el equilibrio entre solidaridad, la distribución equitativa de los bienes y la remuneración del trabajo.


Partiendo de estos principios, la Iglesia católica en nuestro país, ha creado programas de inclusión social que buscan ayudar a los pueblos y a los gobernantes, a construir una sociedad más humana y conforme a los planes de Dios sobre el mundo.


La Iglesia Católica tiene diferentes programas de Inclusión Social. Entre ellos se destaca la programación de actividades que tiene la parroquia La Sagrada Familia, la cual se divide por edades: adultos y jóvenes.


Dentro del área de adultos se encuentra el programa de rehabilitación para alcohólicos y drogadictos, pero también realizan visitas a enfermos. Con los jóvenes existe el apostolado de solidaridad y enfermos.

La Iglesia no le cierra la puerta a nadie, pero no todos piden su ayuda.
Fotografía por María José Luna.
El apostolado de solidaridad se reúne cada lunes para realizar actividades, recoger dinero y repartir comida en las calles, orfanatos y asilos. Por su parte, el apostolado de enfermos, visita a los niños del Hospital Benjamín Bloom todos los sábados.


En la parroquia La Resurrección existe un ministerio que reparte comida los lunes cerca de la 75 avenida Norte. “Van a varias partes y comienzan desde temprano porque hacen la comida. Yo ya he ido y me gusta”, expresó Marta Rivas.



Según Rivas, a eso de las 6:30 - 7:00 de la noche se van a repartir la comida. Unos se van para el anexo del Hospital Bloom, donde están los niños con cáncer con sus mamás, otros a la Cruz Roja y al Hospital Nacional de Maternidad. Luego todos terminan en el Santísimo de la Iglesia San José de la Montaña, orando.


Por su parte, la Comunidad Católica El Salvador del Mundo cuenta con “Brazos de Misericordia”. Uno de ellos es Madre Teresa de Calcuta, que consiste en llevar comida a diferentes calles de San Salvador los días martes, jueves y sábado, con el objetivo de evangelizar a las personas.


“La comida es el gancho porque queremos que ellos escuchen la palabra de Dios”, manifestó Gabriela González. - Cuando tú vas por primera vez te dan un servicio especial, por ejemplo, entregar pan francés o tortillas para tener mayor contacto con las personas que hacen las filas para recibir comida. - añadió.


El segundo brazo, “Ventana al cielo” radica en visitar a personas de la tercera edad, los sábados por la mañana. Durante este momento se aprovecha para evangelizar y convivir.

Vivero de Jesús permite convivir con niños. Se puede apadrinar a un niño para ayudarlo y no exige aportar una mensualidad, solo darles amor. Primero se hace una pequeña asamblea, que incluye una alabanza, oración y por último la prédica.

La iglesia católica, Basílica de Guadalupe trabaja con el sistema de Plan Pastoral Parroquial dentro del cual hay un ministerio que se llama Acción Social o Pastoral Social.

Este ministerio cuenta con una bolsa de trabajo, que ha permitido colocar a algunos hermanos en puestos que estén solicitando. Sin embargo, lamentan que pidan muchos requisitos, entre ellos el saber inglés, cuando la mayoría de no están preparados.

Por otra parte, el ministerio parroquial tiene un programa que beneficia a alrededor de 45 indigentes, quienes llegan los días domingos a cuidar carros durante cuatro horas para recibir aproximadamente cuatro o cinco dólares.

A demás, ellos también están inmersos dentro del programa de distribución de víveres mensual, que se les da de acuerdo a lo que ingresa a la parroquia y a lo que las comunidades que hay dentro de la iglesia aporta.

Sin embargo, actualmente la iglesia está preocupada, porque los ingresos han bajado tremendamente. Según Maribel Camba, coordinadora del Plan Pastoral Parroquial de esta iglesia, esto no se debe porque la gente no quiera ser bondadosa y caritativa, sino que la misma situación económica que se está viviendo el país, es un factor bastante determinante en ese sentido.

“Solo Dios sabe si estos programas se puedan seguir manteniendo, quizás para conservarlos una ONG u organizaciones fuertes con capital, deberían de que ser quienes los ejecuten” expresó Camba.

A la iglesia no llegan muchas personas con discapacidad, sin embargo, tratan de ayudarles económica y asistencialmente, aunque no tengan ningún programa para ellos porque todavía no se ha dado la necesidad. Lo más que se les da son medicamentos y el pago de una consulta médica.

Sin embargo, también han disminuido en brindar esa ayuda porque se han dado cuenta que en los hospitales les dan medicamento y es el mismo que tiene la parroquia, por lo tanto cuando ellos llegan a la iglesia es porque quieren efectivo.

En ocasiones se dan casos bien interesantes, uno de ellos es el de un señor que tenía un problema con una pierna y que andaba en muletas. Él no aceptó la propuesta que le hizo un médico especialista que venía a la clínica de la parroquia, sobre llevarlo a un hospital para colocarle una prótesis.

“Él tenía la idea que el día que se pusiera la prótesis, la gente lo iba a ver limpió y ya no le iban a dar el mismo dinero que ganaba”, relató Camba.

El objetivo es evangelizar personas.
Fotografía María José Luna. 
Según Camba, algunas de las personas que pasan afuera de la iglesia se ponen vendas y no tienen nada, o agarran a los niños y los tienen asoleando. “Esos adultos ya no están bien de su cabeza porque están mintiendo, Desgraciadamente la iglesia no tiene programas que ayuden a resolver estos problemas”, explica.

Desde su punto de vista, hay que trabajarles la mente y hacerles entender que necesitan de un psicólogo, psiquiatra, y medicamento porque hacen cosas solo para dar lástima y conseguir limosnas. Lamentablemente para eso se necesita inversión, porque solo hablar con ellos no funciona mucho.

Por otra parte, había un programa para alcohólicos y drogadictos, que al principio era solo para alcohólicos, pero después se decidió incluir a drogadictos, sin embargo, cuando se mezclaron, empezaron a darse algunos problemas y se disolvió el programa.

Por el momento, la iglesia no maneja ningún programa para la comunidad LGTB, no obstante, tienen el criterio que ellos en primer lugar son hijos de Dios y por lo tanto no pueden marginar a nadie.

Como iglesia postulan que estas personas son las que deben de tener la iniciativa de buscar a la iglesia para ser incluidos en sus programas, pero lamentan que hasta el momento no han buscado formar parte de algún ministerio de la iglesia.

“Han de buscar otros lugares, porque actualmente dentro de la parroquia no hay ninguno que esté sirviendo. Ojalá que un día podamos tener un programa, que bonito fuera trabajar con ellos, me imagino que han de ser personas bien sinceras”, expresa Camba.

Definen que como Iglesia su tarea es buscar dar el mensaje de Cristo dentro del territorio, sin embargo, hasta el momento no se les ha presentado ningún caso que acepte venir.

La iglesia tiene la percepción que estas personas son tranquilas y normales. “Quizás son la gente que menos necesitan en parte económica, porque ellos se manejan bien dentro del área en donde viven, nunca han venido a pedir nada”, comenta Camba.

No obstante, expresan que no están preparados para hacer un programa para la comunidad LGTB, ya que no saben qué es lo que ellos pedirán, pero si son cosas de Dios como por ejemplo conocer la Biblia o integrarse, con gusto lo harían.

A la iglesia le parecería excelente que ellos entraran a los caminos de Dios, porque, aunque la divinidad humana los lleva a encontrarse en esas situaciones no dejan de ser hijos de Dios.

“No se sabe si a ellos los ama más que a los que están más cerquita de Él, a lo mejor está más con ellos que con nosotros, quizás la misericordia de Él ha de ser mucho más que con esos hermanos que andan haciendo lo contrario, pero así es la vida” postula Camba.

La iglesia nunca ha marginado a personas así, al contrario, tratan de acogerlos, pese a que, consideran que se tiene que trabajar sus cabecitas y sus corazones para hacerlos cambiar.


El día que ellos busquen a la Iglesia se les abrirá.
Fotografía María José Luna
A demás comentan que se les han presentado problemas más graves, no con la desviación de ese tipo, pero que han sido rescatados por el Señor.

Entre estos destacan los jóvenes que han querido atentar contra su vida, y cuando han buscado los ministerios de la Iglesia se ha orado por ellos y junto con ellos.

Desde el punto de vista de Camba, estas actitudes negativas hacia ellos mismos inician en el hogar. La familia de estos niños no los escucha y en ocasiones son muy posesivos con ellos. Sin embargo, a la familia no se puede llegar, sino lo solicita y por otra parte lamentan que ellos nunca han pedido la ayuda de la iglesia.

La iglesia no le cierra la puerta a nadie, pero no todos piden su ayuda. Ellos creen en sí mismos y ahí solo Dios con ellos. “Uno debe buscar a la iglesia, porque ella sale al encuentro siempre y podemos encontrarla fácilmente. El día que ellos busquen a la iglesia se les abrirá la puerta” destaca Camba. 

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