Año nuevo con los caballos de Brandenburgo
Por Alejandra Paniagua
Y ya estábamos listas. Acompañadas con
nuestras carteras, nuestros abrigos más gruesos y el estreno de fin de año,
compramos nuestro tiquete de metro para llegar a donde recibiríamos el 2016
cantando la cuenta regresiva en alemán, en la puerta de Brandenburgo, Berlín.
Rebeca y yo más que listas y muy
emocionadas, sentadas en los asientos fríos de aquel metro que se dirigía a la
ciudad de Berlín, comentando de lo importante que sería esa noche para marcar
una x en nuestra “Bucketlist”. Tras haber investigado sobre los mejores lugares
para celebrar el año nuevo, la fiesta en la puerta de Brandenburgo debía ser
nuestro siguiente destino y así fue.
Mi reloj marcaban las 5 de la tarde cuando
estábamos poniendo un pie fuera del metro que nos condujo hasta el centro de la
capital alemana. De ahí, guiadas por un pequeño mapa, partimos al café fuera de
la estación que llevaba por nombre “Liebe” para encontrarnos con nuestros
amigos, estudiantes en Berlín. Sí, nos desubicamos un poco, pero al cabo de 10
minutos dimos con nuestro amigo Luis y Michelle, quienes serían nuestros guías por
las últimas horas del año 2015. Llegamos a esa hora porque la fiesta de fin de
año en la puerta de Brandenburgo es un evento masivo, al cual debías de llegar
con mucha anticipación para reservar tu mejor puesto, cerca de la tarima donde
pasarían muchos artistas internacionales y nacionales y así tener una vista
preferencial al show mágico de fuegos artificiales que inaugurarían el 2016.
Hacía frío, mucho frío, y con guantes en
mano y abrigos sobre nuestros hombros los 4, alguna vez compañeros de colegio,
caminamos hacia el restaurante típico alemán más cercano.
Llegamos a un restaurante de “Dönner”, un
lugar muy pintoresco, en el cual habían bancas que daban hacia la calle y como
hacía frío estaban siendo calentadas por grandes antorchas que mantenían a los
clientes calientes mientras disfrutaban el paisaje de las calles de Berlín.
Pedimos el plato típico, “Dönner” que no era más que un pan árabe con cordero y
una salsa especial, que nunca terminamos de descifrar. Un par de mordidas y aún
no entendíamos que era lo especial de ese plato típico. Miramos el reloj y ya
marcaban las 6 de la tarde. Nuestro siguiente recorrido fue hacia el muro deBerlín.
Para llegar a nuestro destino final, tuvimos
que atravesar un mar de gente que se concentraba en los alrededores del muro de
Berlín. Hicimos una pequeña parada para observar una parte de los restos de
historia que aún están de pie y tomarnos la respectiva foto. Fue una sensación
agridulce el poder estar parados en un lugar crucial para la historia alemana y
del mundo.
Grafitis, mensajes, letras de canciones,
eran algunas de las cosas que podíamos
visualizar en ese muro semi firme que separa la historia alemana.
Ya se nos hacia la hora para llegar a la puerta
de Brandenburgo para comenzar la fiesta de año nuevo.
Al llegar a los puntos de control para
poder ingresar, cada persona debía pasar por un régimen de seguridad y chequeo
exactamente igual que al de un aeropuerto. Revisar carteras, abrigos, zapatos,
mochilas, todo! Con el fin de evitar un accidente o atentado en unos de los
puntos más movidos de las fechas en todo el continente europeo.
Un oficial alemán estaba haciendo el
control seriamente cuando le preguntamos cuanta gente estaban esperando y su
respuesta fue: -“1 Millón”-.
Finalmente ingresamos al lugar mientras
una cantante alemana, no recuerdo el nombre, estaba siendo aclamada por el
público. Rápidamente nos colamos entre la multitud para poder estar lo más
cerca de la tarima y disfrutar cada momento en vivo. Entre un mar de gente el
frío se había escondido, la gente empujaba, el calor de tanto abrigo enlatado
se hacia sentir, un par de hombres aprovechaban para acercarse a la mujer que
tenían al lado, era un ambiente caótico.
Al llegar las 11 de la noche el furor de
los asistentes se hizo sentir. La multitud se emocionó al ver los minutos que
faltaban para iniciar un nuevo año que de repente un tsunami de personas que
unos con otros se empujaban para irse al frente, nos sofocó. Rebeca, Michelle,
Luis y yo no podíamos más. Pensamos en salir de esa asfixia desesperante pero
decidimos por no retirarnos luego de haber estado parados varias horas para disfrutar
los últimos minutos. Nos tomamos de las manos para no soltarnos y perdernos
entre el mar de asistentes. En medio de nuestra lucha por sobrevivir comenzamos
a escuchar campanas y un conteo desde el 10 hasta el 1 en alemán. Al llegar al
1 un grito estridente del millón de asistentes replicó “gutes neues Jahr” “Happy
New Year” “Feliz año nuevo” y el show
impresionante de luces iluminó aquel cielo de Berlín que dejaba como contraste
los caballos de la puerta de Brandenburgo como fondo. Y así finalizó una
magnifica fiesta de año nuevo mientras poco a poco el lugar se vaciaba y
nosotras íbamos a comprar nuestro tiquete que nos llevaría de vuelta a dormir.


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