Hablando bien de El Salvador
“Los salvadoreños
beben en la misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se
ríen de la música. Los salvadoreños toman en serio los chistes y hacen chistes
de lo serio. ¡Ah, los salvadoreños… No podemos vivir mucho con ellos, pero es
imposible vivir sin ellos! Dedicado con cariño a los habitantes del mejor país
del Mundo”
-Gabriel Garcia Márquez.
Por: Nahieli Moreno
Por
su pequeñez territorial nuestro país es conocido como "El Pulgarcito deAmérica" y, sin embargo, la grandeza de su nombre honra al más grande
regalo que Dios le ofreciera al mundo: su hijo, El Salvador del Mundo.
El Salvador es un país chiquito pero gigante como su gente,
es un país que tiene muchas necesidades: económicas, educación, cultura, salud,
entre otras. Pero a pesar de todo lo
malo siempre hay algo que lo hace diferente.
EL
Salvador es un lugar fuera de serie, de gente amable, luchadora y llena de
esperanza. Un lugar donde a los amigos se les llaman “CHEROS”
y donde se saluda: “QUE ONDAS VOS”, donde se comen pupusas, donde hay playas
hermosas con bellos atardeceres y donde se respira alegría.
El pasado 30 de octubre del 2017, sufrí un accidente de
transito, cuenta un joven llamado Juan Pablo.
“Venia del trabajo cuando de repente volqué el con mi automóvil
porque venia a una velocidad un poco sobrepasada y en una calle con curvas y
oscura.
Afortunadamente no me paso nada ni a mi copiloto, sin
embargo, la llanta de mi carro se exploto y nos habíamos quedado en una zona
bastante peligrosa (era en el desvió del Aeropuerto, cerca de san Jacinto y los
Planes de Renderos) en eso nos pusimos a tratar de cambiar la llanta y unos policías se acercaron y pensamos que era para ponernos una esquela o
fregarnos; para mi sorpresa no fue así, ellos llegaron para ayudarnos, para
echarnos la mano.
Nos preguntaron que como estábamos y nos empezaron a ayudar
a cambiar la llanta de mi vehículo. Cuando la cambiamos la llanta que andaba
nos dimos cuenta que la llanta de repuesto estaba pinchada también, eran
aproximadamente las 11 de la noche y nos dijeron que ellos iban a ir a buscar algún
lugar abierto para que nos arreglaran la llanta pinchada, se fueron dos policías
en el carro patrulla a arreglar la llanta de mi vehículo y dejaron a otros dos policías
cuidando a que no nos pasara nada.
Luego de eso, ellos terminaron cambiando la llanta de mi vehículo,
en agradecimiento trate de darles diez dólares que andaba en mi bolsillo y
ellos nos dijeron que no lo aceptaban porque era su trabajo.
en ese momento me quedo claro que mi país aun vale la pena,
que a pesar de cómo este toda la inseguridad y todo lo malo que este por tanto
partido político o que perdamos las esperanzas en nuestro pulgarcito aun vale
la pena seguir acá, porque es tan grande como nuestra gente. comento Juan Pablo
de 23 años de edad.




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