Mis veintitrés


Una nueva etapa ha comenzado, era mi cumpleaños numero veintitrés.  “Estas son las mañanitas que cantaba el rey David…” asi fue como sonó mi “despertador”. Veo mi reloj, eran apenas las seis de la mañana, entre el sueño y mi cama aún tibia, sin saber si era un sueño,  escucho que la melodía venia  del jardín. Me asomo a la ventana de mi cuarto que da justo al jardín, un grupo de ocho Mariachis con sus trajes coloridos, sus botas típicas de charro, Cada uno de los integrantes con sus instrumentos, uno con su trompeta, el otro con el violin y no puede faltar el mariachi con esa personalidad y voz única. 

Bajo en mis pijamas, pensando ver al responsable de haber despertado hasta mis vecinos. Llego al jardín donde se encontraban los mariachis y empieza la búsqueda, solo veo a mi mamá y a mi hermana, ambas tomándome video con sus celulares, entre risas por ver mi cara desconcertada. Me comencé a preguntar donde podría estar el culpable de que mi sábado empezara a las seis de la mañana. Los mariachis no fueron los que me llamaron la atención esta vez, sino el vacío que sentí al ver que El no se encontraba ahí en un día como este,  no podía parar de cuestionarme donde estaría, como faltaría en mi cumpleaños. Luego que los mariachis tocaran de sus canciones reconocidas, entre ellas La Vikina, Mujeres divinas entre otras, el principal de los Mariachis me entrego una carta con un listón rosado, con un papel muy fino. Mientras tanto mi mamá se acercaba mas con su celular en mano grabando mas cerca mi rostro. Quería captar mis emociones. 

“Feliz cumpleaños! Esta es la primera de varias cartas que te guiaran en esta pequeña aventura que he preparado para ti. Todas estas pistas te llevaran hacia la sorpresa de tu cumpleaños. Al momento que leas esta carta tus amigas estarán esperándo por ti en el lugar de nuestra primera cita. ¿Lo recuerdas?” Mis dudas, mis emociones se volvían cada vez mas fuertes. Nuestra primera cita, muchos recuerdos se vinieron a mi mente. Revivi esa primera cita como si hubiera sido ayer, un día con un cielo celeste despejado, una brisa increíble,  conversaciones sin terminar, cruces de miradas, nervios de por medio, tanto solo con una persona única, mi mejor compañía. Supe de inmediato el lugar al que se refería. 

Tenes que arreglarte rapido!  Me dice mi mamá, con una voz dulce. Salgo corriendo a bañarme y cambiarme a la carrera. Me pongo una camisa rosa y un pantalón blanco, me arreglo un poquito mas de lo normal siendo un día especial por ser mi cumpleaños. Salgo a la calle y ya estaba el carro esperándome para ir al mismo destino de mi primera cita. 15 minutos de camino, minutos de cruce de ideas en mi cabeza, de cuestionarme quien me estaría esperando en el restaurante.  Entro al restaurante, música instrumental de fondo, platicas entre familias, una brisa fresca, un cielo celeste puro, solamente un día perfecto. Caminaba con nervios hacia la terraza donde supodría encontrar a mis amigas y con esperanzas que tambien veria al responsable de las mariposas en mi estomago cada vez que le veo. Salgo a la terraza del restaurante, he ahí mis amigas sentadas en la primera mesa a mano izquierda de la salida, esperando con emoción mi llegada. Al verme todas se levantaron a felicitarme, todas felcitiandome con un fuerte abrazo. 

Todas deleitamos un exquisito desayuno y una vista espectacular, con el sonido de los pajaritos cantando en el fondo. Platicas imparables con ellas. Al finalizar el desayuno se acerca el gerente del restaurante a nuestra mesa con un sobre grande amarillo en las manos, entrega el folder a mis manos, con una voz algo ronca se dirige hacia mi “Felicidades por su cumpleaños”. Me siento para abrir el folder, con los nervios y intriga, todas las miradas  fijas de mis amigas dirigidas hacia mi. Con manos temblorosas abro el folder y veo el mismo tipo de papel y listón rosa que me entregaron los mariachis. Desato el listo rosa lentamente, dentro de ella se encontraban unas hojas de papel bond, las hice a un lado y empiezo a leer la carta con los nervios de punta “Espero que hayas disfrutado tu desayuno. Al momento en que leas esta carta tu equipaje y pasaporte estarán listos y con esta carta te envío tu Boarding Pass con el destino de nuestro primer viaje juntos ¿Lo recuerdas?, escrito con una tipografía cursiva muy elegante. Miles de ideas se me cruzaron por la cabeza. Mis nervios aumentaban cada vez mas, agarro con mis manos las hojas de papel bond que estaban dentro de la carta, empiezo a leerlas y veo que esas hojas de papel eran quizás las que me llevarían a la sorpresa.

Al agarrar las hojas de papel  y las empiezo a leer, realizo que son el pasaje de abordaje, de los nervios se me olvido ver la fecha y hora lo mas importante. Con una voz emocionada me dice Luciana.  ¿Ya te diste cuenta cuando te vas? “. Vuelvo a ver detallada mente el pasaje de abordaje, veo que la fecha era de ese mismo dīa, con hora de salida a las 4 de la tarde. Lo que no me había percatado fue que no iba sola. No solo era un pasaje de abordaje, sino dos. Mi acompañante en esta ocasión fue mi madre. Lagrimas empezaron a correr lentamente sobre mis mejillas. “ Creo que esto es un Proposal” susurro a mis amigas con una voz entrecortada. Mis amigas con una risa nerviosa y picara empiezan a cuestionarme. Yo con mis dudas si sería esa la sorpresa, entendí el porque de su ausencia en la mañana. Me di cuenta que el ni siquiera estaba en el país. Me despido de mi amigas, con un nudo en la garganta, con mis nervios de punta y me dirijo a mi casa. 

Cuando llegue a mi casa, mi maleta ya lista tal cual lo aclaraba la carta. Mi mamá frente a ella terminando de empacarme todo, solo veía abrigos, botas, me cuestionaba aun mas. Porque el pasaje de abordaje decía: Destino final Miami. Más dudas, y cada vez más dudas. Ya no sabia que esperar. Miami frío, en Febrero jamas.   Botas para Miami, no van. Mi mamá solo se reía con una risa picara, mordiéndose la lengua por querer decirme todo. Ella estuvo tras todo, fue complice de esta intriga que me estaba matando. Donde sería mi destino final? me preguntaba con inquietud.  Tomamos las maletas, dos equipajes grandes, el carro ya estaba afuera esperándonos. Un camino de 40 min lo sentí eterno. Llegamos al aeropuerto. Yo comiendo mas ansias que nunca. Ya queriendo abordar el avión. El avión rumbo a mi próxima aventura. Y pues para no hacerlo mas largo no fue el avión que me llevo a mi próxima aventura.


Después de siete pistas, tres aviones, llegue a mi sorpresa mas grande. A mis veintitrés años empiezo una nueva etapa, donde como pareja empezamos una aventura juntos, donde dejamos lo maravilloso por lo mágico. Solo puedo decir que fue como un cuento, feliz y agradecida por un día inolvidable. 

Por Rebeca Halliday


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